Texto: Leonardo Casasola
El
domingo 16-06-2013 los socios de SEO-Sevilla José Antonio Berbel,
Guillermo Martín, Jesús Sierra, Leonardo Casasola (servidor) y el
compañero de Córdoba, David Berral huyendo del calor nos
desplazamos a la Sierra de Grazalema. Tuvimos suerte con las
temperaturas, porque sólo en algún momento pasamos algo de calor.
Fuimos en el monovolumen de José Antonio, que es muy espacioso, lo que nos permitió viajar con mucha comodidad. Cerca del semáforo de Montequinto una pareja de abubillas, estaba picoteando en el césped. A
la ida, David que a pesar de haber dormido muy poco (porque había
realizado un censo nocturno de camaleones en El Odiel), estuvo muy
despierto y vió un Elanio. Son las cosas de la juventud. Con los años,
las facultades se pierden. A la vuelta vimos aguiluchos cenizos en las campos de cereales y trigueros en las líneas eléctricas.
La
subida al Puerto de las Palomas es muy fuerte. Hay que subir hasta
Zahara de la Sierra y continuar por la carretera vieja a Grazalema. José
Antonio tuvo que ir sorteando a un buen puñado de ciclistas, que
participaban en una prueba. Es un buen conductor y prudente. Una
vez que llegamos al puerto, aparcamos y nos dirigimos al Mirador. Las
vistas a ambos lados son imponentes.
Las chovas piquirrojas no se
hicieron esperar y nos deleitaron con sus vuelos y picados. Los buitres
leonados nos sobrevolaron muy cerca. Un escribano montesino se posó en
parte más alta de un pino y lo vimos bien con los prismáticos y
telescopios. Los pinsapos se están regenerando muy bien. Se ve que se
toman medidas para el control del ganado. Hace cuarenta años en esa
zona, apenas se veían. Guillermo
Martín vió a muy larga distancia una rapaz muy grande y que muy
posíblemente fuera una perdicera. Pero como es muy prudente, lo dejó
así. Algunos cernícalos también sobrevolaban la zona.
En el abrevadero que hay junto al aparcamiento pudimos ver dos pardillos, que a juzgar por el color rojo del pecho, todavía ardían de amores. Una hembra más discreta, también apareció por allí. Otro
escribano montesino apagaba su sed. Oimos escribanos soteños, aunque no
los vimos. Estaban acompañados por verderones, verdecillos,
herrerillos, carboneros comunes,jilgueros etc. Un colirrojo tizón bajó a
beber, poco antes de irnos.
Hicimos
la excursión Puerto de las Palomas - Cerro Coros, que está recogida en
el libro de la Diputación “300 senderos de la Provincia de Cádiz”.
Poniendo el título en Google, se puede encontrar fácilmente y bajarlo en
pdf. También hay información muy útil sobre tracks y datos para el GPS y
Google Earth. Ese
recorrido es fácil, aunque si hay niebla hay que tener cuidado. Se ven
unas vistas impresionantes del embalse de Zahara, con Algodonales al
fondo, el Peñón de Zaframagón y en algún momento se ve a los lejos la
parte alta de Olvera. Hay una buitrera en el cortado de la parte que da a
Grazalema. Por eso sobrevuelan continuamente El Cerro Coros. Se oyen
algunas currucas cabecinegras y tarabillas. En las partes de más
vegetación también se oyó algún pinzón y curruca capirotada.
Para los amantes de la botánica como Jesús Sierra es una excursión muy recomendable. Las peonías mostraban los frutos en desarrollo, con forma de cuerno. Con sus anotaciones hizo la siguiente lista:
GIMNOSPERMAS
Abies pinsapo, Pinus pinaster.
ANGIOSPERMAS
Anthyllis vulneraria, Aphyllanthes monspeliensis, Campanula sp.
Cerastium gibraltaricum, Dactylis sp., Euphorbia characias
Halimium halimifolium, Linum suffruticosum, Micromeria sp.
Paeonia broteroi, Papaver rupifragum, Phlomis crinita
Pistorinia hispanica, Sedum mucizonia, Thymus sp. Verbascum sp.
Después
nos dirigimos al Puerto de El Boyar, donde comimos en un merendero
cubierto, que fue una bendición. Las mesas y asientos no sólo sirven
para comer. En mi caso aproveché el asiento y me acomodé para una
pequeña siesta. Como soy poco delicado puedo dormir en casi cualquier
sitio. Los demás disfrutaron de la sobremesa y de los agateadores, que
allí son comunes, no sólo por la especie, sino también por la
abundancia. Desde el mismo merendero se ven y oyen con facilidad.
Cuando
reemprendimos la marcha, teníamos un poco de miedo al calor, pero
sorprendentemente la temperatura era muy buena. No hicimos la subida que
tenía prevista Paco, sino una parte del sendero que va al Salto del
Cabrero, que está señalizado. En
el cortado que hay a la izquierda cuando avanzábamos, vimos chovas
piquirrojas, roqueros solitarios, aviones roqueros y buitres leonados.
La vegetación estaba muy verde y los quejigos tienen un diámetro muy
considerable. Los pinzones, verdecillos,verderones, jilgueros, mirlos
etc estaban por todas partes. Cerca de una construcción estaban los
gorriones comunes, que no faltan allí donde algún humano esté cerca.
Jesús Sierra identificó un chochín por el sonido. También oímos una curruca que no supe identificar. Hay tanto que aprender. Me pareció oír en algún momento un mosquitero papialbo.
Una
de las estrellas del segundo paseo fue una de las mariposas más
espectaculares de nuestros campos , conocida comúnmente como Chupaleche,
o de una forma más redicha, Iphiclides podalirius feisthamelii. Nos
permitió hacerle buenas fotos. Alguien bromeó y dijo que Paco Chiclana
la había contratado.
La
otra figura de la tarde fue un burrito, con muchas ganas de jugar y al
que sorprendentemente su madre permitió que se nos acercara. A pesar de
tener pocos meses tenía una altura considerable. Me
dió la impresión de ser de la Raza Asnal Andaluza. Hace muchos años ví
unos ejemplares en una exposición y me quedé sorprendido. Pertenecían al
ejercito y eran los équidos más altos que yo recordaba. Eran más
grandes que la mayoría de los caballos y yegüas. Eran muy blancos y
tenían una alzada impresionante.
David, que sabe mucho de ganadería e incluso sabe herrar, nos explicó las diferencia de los cascos de los caballos y burros.
Para futuras excursiones nos quedan pendientes los roqueros rojos, mosquiteros papialbos e ibéricos, gorrión chillón etc.